miércoles, 23 de noviembre de 2011






  • Carta ciudadana desde el Paraguay
  • al presidente Fernando Armindo Lugo Méndez
Moja el dedo medio en el tintero:  Chester Swann
Luque, Paraguay, noviembre 27 2011
Estimado ciudadano Presidente:
Hace tiempo deseaba comunicarme con Ud. prescindiendo de formalidades y ceremonias inútiles como instrumento para sordos; pero es casi imposible a causa de la terrible, onerosa e inepta burocracia que lo rodea —llámese “primer anillo” o boa constrictora, que para el caso da lo mismo—, de sus constantes (e inútiles) viajes a cualquier parte, pagados por nosotros los contribuyentes y alguna que otra “cumbre” sin encumbrados que lo ocupe. 
Por ello, hago llegar a Ud. estas líneas en la esperanza de que recapacite y cumpla la palabra empeñada al pueblo paraguayo que —con más bronca que alegría— desplazó a un gobierno impresentable que buscaba (y sigue buscando) perpetuarse por los siglos de los siglos ¿amén?
Ud. solía comentar, durante la campaña electoral, acerca de unos adolescentes que le rogaron que no mienta al pueblo, y cuando lo escuché a Ud. daba la impresión de transfigurarse hasta el divino éxtasis. ¿Recuerda?  ¡Si hasta parecía un profeta iluminado!
Bueno, si lo olvidó, será conveniente refrescarle la memoria. 
Yo, en mi calidad de ciudadano independiente, pensante y a título personal, decidí apoyar su postulación. No por ser Ud. obispo, católico y cristiano, que las cosas ésas me resbalan y prefiero el racionalismo a las supersticiones, sino por otras razones más patrióticas.
Lo apoyé porque Ud. escuchaba con atención (o simulaba hacerlo) a quienes exponían los problemas sociales… y porque deseaba el fin de la hegemonía colorada. Nada más. También por haber conocido personalmente a su tío Epifanio Méndez (en 1953, creo) y conocedor de la integridad de alguien que fue músico, poeta e intelectual honesto, calculé que Ud. no deshonraría su límpida trayectoria que lo llevó a morir exiliado por sus convicciones.
Por eso lo apoyé, casi desde las sombras y hasta hice amigos en su movimiento Tekojoja donde colaboré en lo poco que pude aportar en las mesas de trabajo y análisis de la problemática social. 
Tal vez me equivoqué entonces, pero lo hice de buena fe. 
Ahora, tras más de dos años y centenares de desaciertos y fracasos, intento llamarle la atención para recordarle sus propuestas de cambio. Creo que debiera Ud. ver y oír lo grabado y filmado en sus recorridas por el país y los Ñemonguetáguazu en los que recogió y aglutinó esperanzas que ahora van diluyéndose aceleradamente como rocío al sol veraniego.
Creo que aún tiene tiempo de rever y repensar sus actitudes. Creo que le queda algún tiempo para deshacerse de esos lastres que lleva encima —incluidos ciertos personajes que Ud. cree colaboradores, pero que colaboran para perjudicar su ya desgastada imagen—, de los escombros colorados de la función pública, que aún no se fueron del todo y siguen corrompiendo lo que resta del saco y la rapiña de gobiernos anteriores. Y Ud. sabe a quiénes me refiero. Lo sabe perfectamente, e incluso siguen ahí a pesar nuestro, repitiendo los viejos vicios de la pérfida politiquería criolla.
Este país ―al que no creo enamorado del infortunio―, no se merece más de lo mismo o peor aún. Este país merece estímulos y alicientes, seguridad jurídica ética y progreso cultural e intelectual. 
¿Qué les está dando u ofreciendo Ud. a mis compatriotas, que también son los suyos? 
Es evidente que los problemas lo están rebasando y Ud. no comprende aún en que trampa está metido con sus amigos masones (no me consta que Ud. lo sea, pero su hermano Pompeyo sí lo es: pero igual Ud. se comporta como si lo fuera) con quienes ha compartido farras y travesuras y ahora gozan de  altos e ineptos cargos digitados más poir simpatía que por talento.
Ud. sabe, o debería saber, que para la gente común es Ud. quien tiene el timón del país y el poder, aunque no fuese absoluto.
 Todos esperan más firmeza y decisión de su parte. No defraude a sus electores que le confiaron sus esperanzas; ni a los niños que necesitan salud y educación que les permita ser buenos ciudadanos. No defraude a quienes esperan que derrote a la corrupción y a los traidores que vendieron el país y su futuro por las treinta monedas, permitiendo empresas depredadoras como Monsanto, Río Tinto-Alcan,  Barrick Gold y los señores feudales de la soja.
No permita Ud. que la historia lo describa como a un corrupto más de los que pasaron sin pena ni gloria por el trono de los López. O peor aun, que lo ignore como si fuese una pared de vidrio poco transparente. 
Es todo cuanto puedo decirle… por ahora. 
Recapacite y piénselo. Nuestra paciencia se está agotando de tanto apurar el cáliz hasta las heces sin ver la luz al final del túnel.
Ahora ha sido anfitrión de una “cumbre” donde Ud. es el menos encumbrado por servil y genuflexo ante el imperio americano, a quien autoriza para hollar nuestra patria con las sucias botas de sus sicarios, lo que ha molestado a otr@s gobernantes como Pepe, Cristina, Hugo y Dilma… y no los culpo por la inteligente decisión de desairar su convite.
Sabemos que se ha comportado como macho; pero al menos en lo que le queda de mandato, compórtese como un hombre. 

Atentamente                                       Chester Swann*


*  Ex periodista, ex cantautor, ex humorista, ex poeta, ex ilustrador gráfico y ahora escritor y licenciado en Asuntos Varios.


Carta ciudadana desde el Paraguay
Una preguntita incómoda más


¿Quiénes son los “invasores”?  (II)

Usurpa este espacio vacío:   Chester Swann



Luque, 23  2011

Mucha tinta se está derramando últimamente —desde hace muchos años, diría—, con el tema de las “invasiones a la Propiedad Privada”, y ello es muy natural.  A la propiedad privada hay que defenderla, como sea, con todas las armas de la ley… y de la trampa que contiene toda ley que se precie de tal.  Pero como me gusta buscar pelos en la leche y moscas en la sopa, además de escupir en uno que otro asado ajeno y en la sopa del Rey y su patrón: el emperador negro, me permito plantear algunos interrogantes que me orbitan en el cacumen desde los años sesenta; si mal no recuerdo.  Desde la era en que éramos felices y no lo sabíamos. ¿Lo recuerda usted?
En primer lugar, hace más de cinco centurias que hemos sido invadidos —por unos señores que bajaron, envueltos en latas, sayos negros malolientes, cruces, arcabuces, culebrinas, alabardas y espadas—, de extraños bergantines alados.

Al principio fueron acogidos los forasteros con hospitalidad por nuestros ingenuos antepasados, que no dudaron en compartir alimentos y hasta sus mujeres con los recién llegados, sin contrato previo de locación.  Hasta que éstos desenfundaron sables y arcabuces para quedarse con todo: tierras, hombres, mujeres y frutos del país; quizá decepcionados por la ausencia de oro y plata en estas tierras. 
Muchos muertos lo testimonian, pese a que la historia la escribieron los mismos que insisten en habernos “civilizado”, cristianizado, salvado almas de las tentadoras garras de Belcebú, Satanás y otros engendros imaginarios… y ahora nos niegan la visa  para regresar a la puta madre patria que abortó sudacas rebeldes según su eurocéntrica visión, algo daltónica.
Pero entonces, el forzado connubio en absurdos serrallos del subdesarrollo, produjo un gentilicio híbrido y bastardo llamado “criollo”, “mancebo de la tierra”… o, peyorativamente: “mestizo”.  Una suerte de parachoques cultural indeciso y dubitativo que duró hasta 1811, más o menos. 
Pero la tierra, seguía siendo ajena y cada vez más lejana del pobre, salvo para su democrática sepultura. 
Tras la gesta libertaria, un hombre, honesto, austero, sabio… —pero intolerante al disenso y la traición—, nacionalizó toda la tierra del naciente país, aunque permitió las ocupaciones a condición de que se la trabajara a conciencia con la sola obligación de abonar un modesto emolumento en aparcería al estado.
Nacieron las “estancias de la Patria” que daban de comer y vestir al incipiente ejército nacional que era —pese a su exigüidad numérica— un celoso defensor de nuestra soberanía reconquistada. 
No hacía falta invadir tierras que eran de todos y de nadie, como el aire, como el agua y las flores del campo.  Nadie pasaba hambre y las necesidades estaban cubiertas por un estado autoritario y paternalista, pero honesto y austero, además de organizado. 
Claro, entonces la palabra era el documento más preciado y respetado.
Luego, tras el primer intento de autogestión tecnológica de los López, nuestro modelo —autárquico, alfabetizado y políticamente estable— incomodó a los vecinos y a su patrón: el imperio británico al que ya estaban encadenados por usurarias deudas. 
Esta vez la invasión llegó de nuevo… para quedarse.  Ya bajo tres aspectos:  el económico, el militar y el cultural. 
No contentos con arrasar y pasar a saco a un país civilizado pero incomprendido y, encima incómodamente mediterráneo, la infame tríplice nos impuso la prohibición de nuestra lengua materna y mantiene su nefando tutelaje hasta los días de hoy, cipayos bicolores y traidores mediante.
La invasión prosigue en este siglo, con prisa y sin pausa, despojándonos de bosques y campos con todo y fauna, contaminando nuestras aguas y envenenando a poblaciones nativas con abortos de la química Monsanto y dioxina; bastardizando nuestra cultura con sus voces extrañas impregnadas de cachaça y risotadas altivas; robándonos nuestra riqueza energética y, encima, burlándose de nuestra ingenuidad provinciana que los acogiera amablemente como a los peninsulares.
Nuestros depauperados hombres de la tierra —que de suyo han sido desarraigados durante la tiranía, por militares prepotentes, funcionarios corruptos, jueces venales, acopiadores, especuladores inmobiliarios, persecuciones políticas, deudas y leguleyos tramposos—, ahora resolvieron dejar de dar la otra mejilla y tomar en sus manos lo que la injusticia les ha negado por tanto tiempo. 
Ahora resolvieron motu proprio dejar de dar la otra mejilla al sistema que los acorrala en la miseria; que para la ley, diseñada y legislada por los propios invasores, se santifica al capital por encima del ser humano, cada vez más desvalorizado como dólar del subdesarrollo.
¿Podría usted, estimado lector, animarse a señalar con el dedo a los verdaderos invasores?  ¿Qué no?  Entonces quizá sea, usted, uno de ellos… y aún no lo sabe.
O lo sabe y esconde el rostro de vergüenza. ¿No?


lunes, 31 de octubre de 2011


Breve análisis histórico del capitalismo


ORIGEN Y EVOLUCIÓN SOCIAL HUMANA
a través de los tiempos.
Chester Swann para “La chispa”

Primera parte


Desde los primeros grupos nómades de la prehistoria, hasta el desarrollo cultural de la agricultura sedentaria, capitalismo y la conformación paulatina
del Estado-nación moderno.

Aún existen muchas incógnitas acerca del “génesis” de la humanidad, pero los antropólogos —que, hoy por hoy desconfían de “las escrituras” y buscan bajo estratos de la tierra— dan por sentado (al menos hasta que se demuestre lo contrario) que surgieron en África los primeros Homo Erectus inteligentes y que allí, se conformaron los primeros grupos sociales que, miles de años más tarde, construirían la historia y la civilización actuales.
Este laborioso proceso de evolución debió suponer más de un millón de años, de acuerdo a evidencias fósiles halladas por paleontólogos, y, desde ese continente comenzaron las migraciones hacia otras tierras.  Siempre en procura de alimentos, por curiosidad o por cualesquiera otra motivación que no fuesen simples afanes turísticos.
 Friedrich Engels hizo un concienzudo estudio sobre las distintas culturas (del latín Cultum, cultivar) y sus modos de relacionamientos familiares (consanguinidad o parentesco) y modos de transmisión de genes y legados o bienes familiares de generación en generación; matriarcales-tribales, clánicos, hordas, ejércitos y naciones civilizadas, aún antes de la “historia escrita” tal como nos la imaginamos.  Un proceso evolutivo semejante debió, sin duda ajetrear y fatigar cientos de milenios de búsqueda de hábitat sustentable, alimento y armas de supervivencia con que suplir su carencia de fuerza y tamaño frente a grandes presas o predadores carnívoros como el smylodón o “colmillos de sable”.
Los primeros homínidos —de acuerdo a Richard Leakey surgieron hace casi un millón de años en África, pero pasarían más de 500.000 años antes de que tomaran conciencia de organización grupal para asegurar la supervivencia, al carecer de garras, colmillos, tamaño y fuerza, aunque no de agilidad y astucia.  Si al principio sólo se alimentaban de frutos, semillas y raíces, al llegar la primera era glacial debió recurrir el hombre primitivo —sin duda—, a fuentes de calorías animales y a la caza.  También a causa del frío y carencia de pelambre debió “prestar” pieles ajenas de otros animales lanudos, como osos, lobos, bisontes o mammuths
La xilocultura —uno de sus primeros descubrimientos— fue iniciada al descubrir cómo usar “herramientas” o el modo de “alargar” sus extremidades superiores: como ataque o defensa con artefactos hechos de ramas: garrotes, palos aguzados y otras armas arrojadizas de madera para proveerse de sustento, defenderse de fieras… o de otros cazadores rivales.  También debían proteger a las mujeres y a los niños en sus correrías por las praderas del cuaternario.
Las hembras de la especie debían acompañar —no sólo a la crianza y lactancia de los hijos—, sino en la recolección de cuanto sirviera de alimento, probar sustancias, raíces, frutos o semillas no conocidos y dar nombre a lo descubierto para orientar a los demás.
La prehistoria más o menos documentada por restos humanos de asentamientos podría datar desde el 50.000 A.C. (homo erectus, homo  afarensis y neanderthalensis) en adelante, aunque aún existen muchas lagunas en la antropología en relación a los pyhtecanthropus (homínidos primitivos) y sus descendientes.
Aún no existía entonces noción alguna de “propiedad” y mucho menos de individualismo, ya que el homínido solitario sería fácil presa de depredadores como el smylodón o colmillos de sable, u otros carnívoros del cuaternario, también mamíferos. 
Sin embargo, la horda era invencible, munida de filosos palos, puntas de hueso pulido o piedras arrojadizas… y el fuego, una de sus armas más temida por las fieras y por cualquier animal.
Naturalmente, a veces la horda sufría bajas al atacar a una fiera de buen tamaño.  Era el precio por la vida de la “comunidad” aunque este término aún no era utilizado, sí la noción de “especie” y el instinto de perdurabilidad y supervivencia genética, aunque de seguro dicha palabreja y su concepto eran desconocidos entonces.
Es evidente que la dieta omnívora y balanceada hizo mucho a favor de la supervivencia de la especie y del desarrollo de su inteligencia.

La transición entre las eras prehistóricas —desde el período cuaternario de aparición de los homínidos— pudo durar más de cuatrocientas a  ochocientas centurias y, por carencia de registros, se pierde en la nebulosa de las hipótesis y sólo podemos fiarnos de hallazgos fósiles datados con carbono 14.  Claro que estas evidencias sólo proporcionan datación aproximada.


Desde los primeros grupos humanos, los roles de género fueron bien diferenciados.  Tanto por el tamaño de los individuos, su fuerza o sus responsabilidades grupales, como se ha dicho.
Mientras las hembras de la especie se ocupaban de procrear, amamantar, cuidar de los niños y mantener el fuego tribal (incluso usando la grasa de sus raciones como combustible de sus teas itinerantes); además debían mantenerse a retaguardia de los machos cazadores, haciendo recolección de frutos, raíces y semillas para la comunidad, generalmente pequeña de no más de una cincuentena de individuos y excepcionalmente de trescientos o más.

Por lo general, el chamán o “hacedor de lluvias” debía conocer las plantas curativas o que aliviaban dolores o heridas o picaduras de insectos o parásitos
.  Las matriarcas eran las que cocían alimentos o decidían el rumbo a seguir o dónde permanecer por un tiempo, generalmente a la intemperie o a lo sumo al abrigo de un bosquecillo o árboles.  Mas también en épocas de escasez eran las encargadas de dividir las porciones de acuerdo a las necesidades del grupo. Las madres lactantes y los cazadores doble ración o ración y media; los niños y ancianos, media ración y así en adelante.
                                                                                        


 

Tenemos una línea imaginaria a través  de cientos de miles de años que divide el período prehistórico de la historia escrita,  entre la aparición del sedentarismo, la agricultura y diversos tipos de refugios contra la intemperie, de acuerdo al lugar y clima imperante, hasta las primeras civilizaciones organizadas bajo monarcas guerreros de quienes los primeros eran vasallos… miles de años después, con el nacimiento de la escritura y la rudimentaria aritmética de trueque e intercambio. 
Para este período sedentario ya surgiría rudimentarios conceptos de pertenencia y “propiedad” colectiva o comunitaria. 
El proceso evolutivo del individualismo egoísta surgiría alrededor de 2.400 AC, cuando ya los monarcas guerreros afianzaron su poder, manu militari y por medio de la fuerza defendían lo que creyeron su propiedad… o conquistaban las ajenas.
Probablemente la rapiña, la piratería y la guerra nacerían con el concepto de la propiedad individual “privada”. 
En algún momento de la oscura prehistoria alguien habría gritado “¡Esto es mío!” en lugar de ¡Es nuestro! Descubriendo las armas arrojadizas para matar o herir a distancia: arcos,  flechas, hondas y venablos.


De la mítica Mohenjo Daro (Asia), a Memfis (Egipto) florecieron grandes civilizaciones basadas en:
a)                 agricultura
b)                cría de ganado
c)                 rapiñaje, manu militari
d)                artesanía e industrias primitivas
e)                 La guerra como herramienta política de poder
f)                  Las matemáticas y geometría para desentrañar el curso de los planetas.
g)                 Ábacos rudimentarios y expresión gráfica de “cantidad”.
h)                La arquitectura como ciencia y arte de burlar a los elementos en forma perdurable.
i)                   El comercio de excedentes de producción y el trueque de artesanía utilitaria con otros pueblos.
j)                   El desarrollo de las técnicas de producción.
k)                La esclavitud como fuerza de trabajo.
l)                   Las diferentes teogonías y religiones tribales luego “nacionales”.
m)              La servidumbre familiar como herramienta de producción manual masiva. 
n)                La invención de la aritmética y la escritura (ap. 2400 AC en Egipto, Súmer, Akhad (Oriente Medio) y en Asia (India y China).

Si bien el comercio de trueque o intercambio ya era practicado desde la más remota antigüedad, fueron los fenicios quienes hicieron un arte del intercambio de productos, incluso de un continente a otro, mediante la navegación. 
El auge de Fenicia duró hasta su destrucción en el siglo VI A.C por un ataque de piratas de los “pueblos del mar! De origen desconocido, aunque sobrevivió en sus enclaves coloniales como Gades (Cádiz), Cartagena, Cartago y Sicilia, hasta su destrucción a manos de las águilas romanas en la última guerra púnica (Siglo II A.C), aunque el tramposo y falaz espíritu púnico sobrevivió en otras culturas expansionistas de la actualidad.

Al cabo de la Tercera Guerra Púnica, Cartago fue destruida hasta sus cimientos y Roma dejó de tener competidores en el Mare Nostrum (Mediterráneo) y en todo el norte africano.

Pero el largo período republicano iba tocando a su fin.  Roma, tras conquistar Grecia (Acaya), las Galias, Hispania, Germania y Britannia, puso sus ojos en el Asia Menor y Egipto, pero ya el Imperio se cernía en la persona de Julio César, tras la batalla de Farsalia y la derrota de Pompeyo, César no tardó en ser asesinado y una sucesión de tiranos se cebó en el Quirinal.
Esto iniciaría la paulatina decadencia de Roma como única potencia del mediterráneo y Europa en los siglos IV y V D.C. con las sucesivas invasiones de tribus bárbaras de Oriente: Hunos, vándalos, godos y turkestanos.  Ya sus fronteras no eran seguras y sus legiones impotentes para detener a las hordas que, curiosamente, venían huyendo de los feroces mongoles de la Taigá siberiana.

Pero Roma aún daría sus últimos pataleos por tres siglos más, aunque todo su poder estaba a hombros de la iglesia cristiana y el papa.
Tras la débacle imperial, Roma debió dividirse entre Oriente (Bizancio, Alejandría, Palestina y Anatolia; y el Sacro Imperio romano-germánico en la persona de Carlomagno, iniciándose el período feudal ante el vacío de poder en Europa… y el lento pero imparable avance del Islam.

La amenaza “infiel” lograría unir a varios estados incipientes en “ligas” multinacionales de ciudades-estado (Milán, Verona, Venecia, Lombardía) para proteger sus rutas de comercio, lo que no impediría la invasión de los norafricanos y árabes a España, dividida en guerras internas entre los reinos.
 Los moros permanecerían ocho siglos en la península ibérica, y otro estado-potencia: el imperio otomano conquistaría la antigua Bizaancio, rebautizada Constantinopla (en honor al primer emperador cristiano: Constantino I), cerrando el paso del Bósforo a los mercaderes europeos de la seda y la especiería.
Naturalmente, Constantinopla se convertiría en Ishtanbul, hoy importante puerto turco, y antiguo emplazamiento de la mítica Ilión, la Troya homérica, puerta de acceso al Asia.
Este impasse, llevó a los mercaderes (antes a los capitalistas se los denominaba así) de Europa: la liga veneciana, la liga lombarda y la liga hanseática a buscar otras posibles rutas marítimas para acceder a Cipango (Japón), China (Catay) y la India.

A fines del siglo XV los portugueses costean el Cabo de buena Esperanza, al sur de África para salir al océano Pacífico, pero no era suficiente para llegar a “las Yndias” y mucho menos a la China.
Fue así que el aventurero genovés Cristóphoros Columbus buscaría   otra ruta hacia el poniente (1492), dando por casualidad con un continente aún desconocido para los europeos,  que sería conquistado a sangre y fuego, espadas, arcabuces y cruces. 
En el “nuevo” (para los europeos, claro) continente sería reimplantado el sistema feudal y la esclavitud por los monarcas peninsulares y la ¿santa? Iglesia imperial católica y las sectas protestantes neofenicias de la “reforma” que convertirían al capitalismo en una cuestión teológica y base de la Fe; "Si alcanzas la riqueza, es porque el Señor te ha bendecido" decía Calvino.  "la pobreza es señal inequívoca de maldición divina".

Fin de la primera parte.












sábado, 29 de octubre de 2011

                                                 
                       VERSO AVERSO


Hoda a la Industria
(De "Himno Blasfemo")


Yo te saludo ¡Oh,  Madre Industria!
Motor del insaciable consumismo.
Mentora de salarios restringidos,
Y creadora de suelos devastados.
¡Loor a tus asquerosas chimeneas!
Que escriben la sentencia del planeta,
con tinta de humoniebla y lluvias ácidas.
Es forjar la destrucción, tu innoble meta.
Máquina infecta de musculaturas fláccidas.
Tú, que llenas de diversos disparates,
Escaparates de brillantes oropeles,
Atrapando  incautos en tus redes,
Prometiendo el paraíso del mañana.
¡Gloria a tí, y a tus metales de óxido y sulfuro!
Y a tus máquinas de vomitar parafernalia,
De superfluidades vacías, sin futuro;
Destinadas a mediocres cuerpos sin alma.
¡Aleluyah,  a tus impactos ambientales!
Y a tus capitanes de logias pervertidas.
A tus  doctos y lobunos inversores,
De sucio capital y similar tecnología.
¡Saludemos, de pie a tus accionistas:
Verdugos de la Tierra
Y la consciencia planetaria.
Fabricantes de veneno alimentario.
Y tóxicos artículos de abuso diario.
¡Vida eterna, a tus envases de plástico-basura!
¡Que contaminen por los siglos de  los siglos,
Con sus no-biodegradables efluvios degradantes!
¡Honremos con largueza a tus acólitos!
Que arrojan tus desechos en parques y caminos,
Alegres, cual cerdos malparidos.
¡Salve! ¡Oh, Madre Industria!
¡Que el Averno bendiga tu existencia!
Mientras  humildes artesanos, te maldicen.
Y Natura agoniza en tu pestífero regazo,
Sofocada por tóxicos detritus;
productos de dudosos "desarrollos".
Y falsos profetas de prensa fementida.
¡Salve! a tus vicios posmodernos,
Alienantes y alienados.
De nuestra porcina cultura suicida.

      Juguemos a la guerra
                                                    (De "Himno Blasfemo")

¡Seguidme, mis valientes, cual dóciles soldados!
Juguemos a la guerra, brinquemos a la gloria.
Conquistemos un imperio imaginario.
En patios, parques y vallados.
Nuestras armas de plástico y madera.
Trazarán garabatos de la Historia.
Nuestro pendón de trapo, enarbolado.
Encabezará las hordas de este barrio.
De chiquillos bullangueros y lozanos.
Olvidemos, hoy por hoy, de números y letras.
¡Que la escuela no nos turbe esta patriada!
Juguemos, mientras dure todavía.
La efímera niñez, ¡oh! camaradas.
Juguemos, sin pensar en el futuro.
De guerras de verdad, sin mascaradas.
Donde quizá moriremos.
Sin derramar una lágrima.
O vertamos sangre hermana.
Con ira sacrosanta.
Bajo el mando de estultos oficiales.
Sacerdotes de Moloch o el fiero Marte.
Ignorando los motivos, por los cuales.
Nos haremos asesinos, autómatas letales
¡En nombre de dios, o de la patria!
Juguemos, sin pensar en el mañana
Corramos, por los parques y las plazas.
Emitiendo sonido de metralla, nuestras voces.
Imitando a la canalla, marcial y embanderada.
A las hordas homicidas que seremos.
Algún día, tras oír las clarinadas.
Que convoquen a hecatombe.
Por ineptos gobiernos programada.
Vistiendo el uniforme que transforma.
A un hombre bueno, en bestia sanguinaria.
Juguemos a la guerra, mientras dure...
La candorosa, pueril e inmaculada...
Infancia fugaz ¡oh! camaradas.
Ya tendremos ocasión, más adelante.
De jugar con armas bien cargadas.
De matar y morir sin preguntarnos.
Con la ciega obediencia del suicida.
¡A las órdenes superiores de la infamia!

Año 3000 D.C. (Después de la Crisis)


Cuando me informaron no lo pude creer
Pero insisten en que es verdad.
Lo dicen códices electrónicos,
en lenguaje betatrón de magnéticas neuronas:
Acerca de un gas llamado "aire",
De "agua", "selvas", "fauna" y otras leyendas.
De fantástico linaje y memoriosas amnesias.
De planetas degradados, por estériles y absurdos,
Donde seres semi-simios y hemi-obtusos,
Se movían impulsados por sus dos extremismos.
Que se "hablaban" con insultos guturales y gestículos.
De superados primates de onánico organismo.
Apenas ha  mil años, nos relata WC-KK5,
Sus bio-ilógicas fábulas de seres muy diversos;
De pretéritas e ignotas primaveras;
De equinoccios desflorados y fronteras prostituidas;
Por suerte, hoy por hoy, sintéticos, existimos
En plásticos cubículos de verano ultravioleta,
Enquistados en poliedros de poliéster.
A salvo de venganzas de extintas provi-demencias.
Carecemos de problemas de la carne, sangre y lágrimas,
Y de pulmones, infectos de humoniebla .
Somos hijos de la ciencia; bastardos de la Técnica.
Cibernéticos abortos de mecánica materia,
Sin atisbos de conciencias sensibleras.
Carentes de sentimientos, alegrías  y alergias trans-versales,
A salvo de apocalípticos profetas y de prensas.
Somos apenas digitales y anal-lógicas esferas ciborgianas
Engendradas por eléctricas matrices
Meretrices, de robóticos orgasmos programados,
Paridos en matraces de probetas y circuitos.
Pero, es cierto que a veces, ciertas células traicionan
Nuestro gris presente sin lirismos.
Nos asaltan nostalgias irredentas de azules y de verdes,
De nuestra vieja y extirpada madre extinta.
Sentimos cada tanto nebulosas añoranzas de la Tierra
¡Prometida, cumplida y traicionada!


                                                                                       Chester Swann 










Guerra mental contra el mundo  
(Programa de guerra de IV Generación)
PROGRAMACIONES MONARCH  PARA ESCLAVOS 
AL SERVICIO DEL GOBIERNO
EN LA SOMBRA.






ALFA  Primera etapa donde se lleva al sujeto/a a la fragmentación de la personalidad, por medio de truma infantil (abusos sexuales, castigos alternados con mimos, etc.

BETA  Estimula el instinto sexual primitivo.  De esto surge el alter “gatita sexual” para su explotación como prostitutas de lujo, actrices porno y muñecas de los políticos poderosos.

THETA   Programación para soldados de elite, agentes secretos y asesinos, carentes de sentimientos, del sentido del dolor y miedo, con elevada producción de adrenalina para misiones peligrosas.

OMEGA   Trata de llevar al indivisuo a un proceso de autodestrucción (no se descarta el suicidio en absoluto)  donde la memoria se le cierra completamente al punto de negar su pasado.  Es el esclavo perfecto.
GAMMA   Programación “engaño”.  Es la penetración más profunda al subconsciente  donde se almacenan los diferentes “alter”.  Debe ser estimulada con cierta frecuencia, o se va borrando hasta desaparecer.

Cada “programado” en servicio está a cargo de un programador “titiritero” quien lo va “guiando” para que cumpla con las órdenes de la sociedad secreta (Illuminati, masones, Tavistock, Rosacruz, iglesia, etc

En postriores notas vamos a informar sobre los planes secretos de manipulación de masas... que ya están en curso desde 1954, por medio de la TV, los "líderes carismáticos" y otros agentes del Gobierno Global en la sombra.